domingo, 2 de diciembre de 2012

Meditaciones profundas camino de la uni

Camina por el puente de la Barqueta. Vislumbra una figura masculina al fondo. Mira al suelo fijamente y cuando os crucéis levanta la vista para otear el terreno. Africano. Venezolano. Gilipollas. Piensa que ha sonreído como un gilipollas. Suavízalo con la idea de que quizás lleve mucho tiempo viviendo en Europa. Ahora reconoce que está bueno pero no te des la vuelta para mirarle. Mierda, te la diste.

Admite que necesitas un polvo. Afírmalo. Duda ante la idea de con quien. Viaja en el tiempo hasta la última vez. No, no pienses cuánto hace. Hace lo suficiente para que sepas que no puede ser con cualquiera.

Piensa que con cualquiera, cuando él termine –das por hecho que tú no–, te echarás a llorar como una magdalena. Pon cara de extrañada. No sabes por qué se dice llorar como una magdalena. Piensa que quizás sea por María Magdalena. Haz memoria. Acuérdate de que era la novia de Jesús y por eso lloraba tanto cuando le crucificaron.

¿Jesús tenía novia? Pregúntatelo y acto seguido imagínalos juntos, escondidos tras los matorrales de Nazareth. Santíguate y ríete en voz baja para aplacar el remordimiento. Pero no evites pensar en lo bueno que está Jesús.

¡Basta!  

Sólo dedica unos segundos a evaluar muy en serio si elegirían una imagen de un dios buenorro a posta para que las mujeres fueran a misa. Melena castaña, ojos azules, barbita, torso desnudo, taparrabos. ¡Qué provocación! Sin duda. 

Por favor, cambia de tema.

Se te pasa por la mente Bob Marley. La idea de que él fuera su reencarnación te resulta atractiva.

No, Jimmy Hendrix no. Robert Nesta Marley. Sus aires de profeta unificador del pueblo jamaicano encajan mejor con el perfil.

Piensa en cómo te gustaría hacértelo con Bob y disfruta, ahora ya no tienes que santiguarte.

Espera. Ves los dedos ágiles de Jimmy haciendo el amor con las cuerdas… Imagina qué música podría arrancar de tu cuerpo.

¿Deberías santiguarte ahora por ser infiel de pensamiento a la reencarnación de Jesús?

Baraja la posibilidad de que se reencarnase en dos cuerpos distintos, el de Bob y el de Jimmy. Has leído sobre gente que le sucedió así. Piensa eso. Mejor. Ya que eres incapaz de elegir entre uno de los dos.

Piensa que hacérselo con Bob tiene que ser mágico. Rastafar I, fiero como un león adulto, volando lejos con cada sacudida y cuando abra los ojos, la ternura del cachorro. Sonreiría, crees que en algún momento, te miraría y sonreiría. Te imaginas que estaría fumado. Tú también. Jimmy también estaría colocado de algo.

Siente la lycra de tu ropa interior adentrándose por la línea divisoria de tu trasero. Sigue caminando, no te molesta. De hecho contribuye al pensamiento de hacértelo con Jimmy. Por todas partes. Crees que sería eléctrico.

Imagina dos cuerpos anárquicamente curiosos que se recorren intrépidos, palpando cada recoveco como si fuera el acorde desencadenante de la catarsis final. Pero no hay final sino una catarsis tras otra. Siéntete húmeda.

Definitivamente no puedes quedarte sólo con uno. Crees que los dos son la reencarnación de Jesús. Tiene sentido. Los dos son negros, vivieron en los sesenta... Te quedas más tranquila.

Recréate durante varios minutos con la imagen de vuestros tres cuerpos moviéndose instintivamente bajo los efectos de la hierba santa, el LSD y todas esas cosas de los hippies.

No te tropieces, o al menos procura no caerte. Si te caes, levántate y anda. Mira hacia ambos lados buscando un posible testigo. Nadie. Siéntete afortunada.

Vuelve a tu fantasía. Aunque no te has visto en otra mejor, te das cuenta de que llegados a un cierto punto terminaríais –porque con ellos dos en estas circunstancias… sería imposible que tu capacidad multiorgásmica fuera desaprovechada –y lo fundamental es que en ese momento tú podrías echarte a llorar con tranquilidad. Aunque es obvio que hay menos posibilidades que con cualquiera. Pero podrías, esto es lo importante. Deduces que Bob sacaría su guitarra y empezaría a cantar No woman, no cry.

Perfecto, cuatro palabras suyas bastarán para sanarte. Corrígete: son tres palabras, el no está repetido. Que te dé igual. Crees que le amas.

Mira a Jimmy. Está en la cama, con la guitarra apoyada sobre su otro instrumento deslizando los dedos aún dulces y calientes por las cuerdas, como si fuese otro amante a quien convulsionar con nuevos orgasmos eléctricos encima de su pelvis.

Sube por las escaleras de la facultad. Siéntete culpable por dejar a Jimmy insatisfecho. Escandalízate: ¡¿En qué estabas pensando?!

Llega a la tajante conclusión de que follarte a los dos a la vez es demasiado para ti y que además están muertos –y seguramente reencarnados. Déjate envolver por la esperanza.

Pregunta en la uni si alguien sabe quién es la siguiente reencarnación de Jesús. Nadie lo sabe, pero te miran como si fueras una apestada. Aléjate de ellos caminando por los pasillos.

Pídele al padre de Jesús que, por favor, esta vez su hijo no se reparta en varios cuerpos, que se te hace difícil… amarle. Cuando te diga que hables mejor con su madre, piensa que tiene razón. Saluda a María, aunque no tengas muy claro que sea su madre –la biblia siempre te pareció un libro con muchas lecturas –además dice que está menopáusica. No entiendes qué tiene que ver con tu petición pero esa es su respuesta. Bueno, ya que estás pregúntale por qué a veces te echas a llorar durante o después de –busca una palabra adecuada, que estás hablando con una divinidad – la unión carnal. Escucha atentamente las palabras: a veces también te dan ataques de risa y no te quejas tanto. Reconoce que es verdad y cuando te diga que a los hombres les resulta igual de inesperado y espeluznante tanto lo uno como lo otro, siéntete confusa. 

Dale las gracias a María, al fin y al cabo te ha abierto nuevos horizontes. Y también a dios, por presentártela.

Piensa en lo difícil de la condición humana. Pregúntate si te pareces más a un animal humanizado o a una humana animalizada. Encógete de hombros, arruga el hocico y entra en la clase de Filosofías del Mundo.

Siéntate en la última fila y escucha al profesor. Abúrrete como un gato, con elegancia. Ponte a escribir. Vomita tus pensamientos de camino a la uni sobre el papel. Intenta hacerlo al estilo de Lorrie Moore en Autoayuda. Piensa que no tienes ni puta idea, pero diviértete haciéndolo.

Léelo una y otra vez. No se lo enseñes nunca a nadie.

6 comentarios:

  1. Me alegra haberte conocido en el taller de escritura antes del fin del mundo.
    Me encanta tu soltura escribiendo, y aprendo de tus hermosas metáforas.Un beso

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  2. La próxima vez ves en Sevici a la uni... todo será más fácil!!

    Un beso!

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