Vivimos confundidos buscando verdades desde nuestros mundos
subjetivos. Y lo que para unos es amor para otros es amistad, para otros
rutina, para otros sexo, para otros dolor, para otros nada… y lo será, lo será
todo en cada cabeza y cada momento. Y sobre todo será soledad. Eso es lo que
nos queda, sabernos dentro de nosotros mismos después de habernos compartido
con alguien. Barrer los pedazos de las personas a las que un día comprendimos,
echarlas fuera y reconocernos. Quizás vacíos, pero no es cierto. Es un
reencuentro con un viejo amigo, alguien a quien hemos odiado, de quien nos
hemos cansado y a quién finalmente hemos terminado aceptando, al fin y al cabo
es quién mejor ríe nuestros chistes. Simplemente soledad, tan auténtica y pura como
la verdad.
martes, 23 de abril de 2013
domingo, 31 de marzo de 2013
Microrrelatos
MAR
Con la cabeza inclinada, la guió hasta el borde de sus labios. Allí su lengua la recogió, ávida, moribunda, como a un soplo de aire que sobrevive vagabundo en las profundidades del océano. Qué ricas están las lágrimas, se relamió.
Era tan dulce que cada día se tenía que esforzar para llorar un poco.
ADIOSES MUDOS
Ya ha recogido sus cosas, todo empaquetado debidamente en su correspondiente equipaje. Por una vez en su vida sus maletas no son un barullo apresurado de pertenencias escogidas al azar, sino que se corresponden con aquella lista cuyo último elemento acaba de tachar. Cepillo de dientes.
No tiene nada más que hacer, sólo esperar que llegue la hora de coger el autobús. Sentada en el sofá del cuarto de estar escucha el anodino fluir de la vida familiar. Las otras hacen sus cosas: barren, ponen lavadoras y se ven atareadas como si no existiera nada más importante que las labores del hogar.
Quedan sesenta minutos que podrían gastarse cálidamente alrededor de una mesa charlando bajo los aromas del café. Qué va.
Vuelve a su habitación, sin sábanas, sin libros, sin ordenador. Tan sólo el polvo la pertenece.
Abre la ventana. Quedan cincuenta y dos minutos para que salga el autobús.
Se marcha.
CUÁNTO
Tanto mundo por descubrir, lugares, plantas, animales, que jamás haya podido imaginar… la vida más allá de las cuatro paredes, de la caja tonta, de las compras y los coches y las tiendas y las conversaciones superfluas y el drogarse como rutina, hasta ese sagrado momento de conexión con la conciencia más allá de los límites habituales, hasta eso, entre las calles, de los coches, de las casas, de las hipotecas, de los bancos que manejan nuestras vidas, hasta eso se hace por rutina. Y ya no vale. Ya no sirve de nada sentir el polvillo blanco abrasándote el cerebro.
¿AMAR?
Gestos que se traducen con palabras contradictorias, preguntas para la amante de la verdad a quien traiciono en nombre del amor,
no lo entiendo,
si no se puede amar sin pintarse uno mejor de lo que es,
si no se puede ser libre
y amar.
- El amor es bonito, pero el amor de verdad creo que no tiene nada que ver con la pareja.
Con la cabeza inclinada, la guió hasta el borde de sus labios. Allí su lengua la recogió, ávida, moribunda, como a un soplo de aire que sobrevive vagabundo en las profundidades del océano. Qué ricas están las lágrimas, se relamió.
Era tan dulce que cada día se tenía que esforzar para llorar un poco.
ADIOSES MUDOS
Ya ha recogido sus cosas, todo empaquetado debidamente en su correspondiente equipaje. Por una vez en su vida sus maletas no son un barullo apresurado de pertenencias escogidas al azar, sino que se corresponden con aquella lista cuyo último elemento acaba de tachar. Cepillo de dientes.
No tiene nada más que hacer, sólo esperar que llegue la hora de coger el autobús. Sentada en el sofá del cuarto de estar escucha el anodino fluir de la vida familiar. Las otras hacen sus cosas: barren, ponen lavadoras y se ven atareadas como si no existiera nada más importante que las labores del hogar.
Quedan sesenta minutos que podrían gastarse cálidamente alrededor de una mesa charlando bajo los aromas del café. Qué va.
Vuelve a su habitación, sin sábanas, sin libros, sin ordenador. Tan sólo el polvo la pertenece.
Abre la ventana. Quedan cincuenta y dos minutos para que salga el autobús.
Se marcha.
CUÁNTO
Tanto mundo por descubrir, lugares, plantas, animales, que jamás haya podido imaginar… la vida más allá de las cuatro paredes, de la caja tonta, de las compras y los coches y las tiendas y las conversaciones superfluas y el drogarse como rutina, hasta ese sagrado momento de conexión con la conciencia más allá de los límites habituales, hasta eso, entre las calles, de los coches, de las casas, de las hipotecas, de los bancos que manejan nuestras vidas, hasta eso se hace por rutina. Y ya no vale. Ya no sirve de nada sentir el polvillo blanco abrasándote el cerebro.
¿AMAR?
Gestos que se traducen con palabras contradictorias, preguntas para la amante de la verdad a quien traiciono en nombre del amor,
no lo entiendo,
si no se puede amar sin pintarse uno mejor de lo que es,
si no se puede ser libre
y amar.
- El amor es bonito, pero el amor de verdad creo que no tiene nada que ver con la pareja.
viernes, 8 de febrero de 2013
Viajes
Momentos sin identidad
pura esencia desvelada
capa a capa de mi ser
¡soy yo! ¿quién me ve?
Acaso las farolas,
el hombrecillo verde
que parpadea en la otra acera
¿A quién le importa?
A mí, sola, a mí
Y dentro de unas horas
ni siquiera eso.
Que os jodan, pues
que me jodan
en mi cuerpo nítido
agarrado al cemento
allá en el futuro
inconsciente del aire.
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