domingo, 31 de marzo de 2013

Microrrelatos

MAR

Con la cabeza inclinada, la guió hasta el borde de sus labios. Allí su lengua la recogió, ávida, moribunda, como a un soplo de aire que sobrevive vagabundo en las profundidades del océano. Qué ricas están las lágrimas, se relamió.

Era tan dulce que cada día se tenía que esforzar para llorar un poco.


ADIOSES MUDOS

Ya ha recogido sus cosas, todo empaquetado debidamente en su correspondiente equipaje. Por una vez en su vida sus maletas no son un barullo apresurado de pertenencias escogidas al azar, sino que se corresponden con aquella lista cuyo último elemento acaba de tachar. Cepillo de dientes.

No tiene nada más que hacer, sólo esperar que llegue la hora de coger el autobús. Sentada en el sofá del cuarto de estar escucha el anodino fluir de la vida familiar. Las otras hacen sus cosas: barren, ponen lavadoras y se ven atareadas como si no existiera nada más importante que las labores del hogar.

Quedan sesenta minutos que podrían gastarse cálidamente alrededor de una mesa charlando bajo los aromas del café. Qué va. 

Vuelve a su habitación, sin sábanas, sin libros, sin ordenador. Tan sólo el polvo la pertenece. 

Abre la ventana. Quedan cincuenta y dos minutos para que salga el autobús. 
Se marcha.

CUÁNTO

Tanto mundo por descubrir, lugares, plantas, animales, que jamás haya podido imaginar… la vida más allá de las cuatro paredes, de la caja tonta, de las compras y los coches y las tiendas y las conversaciones superfluas y el drogarse como rutina, hasta ese sagrado momento de conexión con la conciencia más allá de los límites habituales, hasta eso, entre las calles, de los coches, de las casas, de las hipotecas, de los bancos que manejan nuestras vidas, hasta eso se hace por rutina. Y ya no vale. Ya no sirve de nada sentir el polvillo blanco abrasándote el cerebro.


¿AMAR?

Gestos que se traducen con palabras contradictorias, preguntas para la amante de la verdad a quien traiciono en nombre del amor,
no lo entiendo, 
si no se puede amar sin pintarse uno mejor de lo que es, 
si no se puede ser libre 
y amar.

- El amor es bonito, pero el amor de verdad creo que no tiene nada que ver con la pareja.




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