sábado, 22 de septiembre de 2012

experimento escritura automática I


Progreso a pasos cortos de gacela cangrejil entre estados de olivo relax y algarabío de la urbe. Evadida entre las hierbas, agua, humo, cebada. Evadida, perdida y encontrada. Respiré al fin un poco de cordura descordada en el absurdo real de la plaza que recorren gentes arregladas, gentes emperradas, perros amarrados, perras sueltas, tacones, bolsos, gafas de moda. Se paran, se entretienen, me algarabían las noches con sueño confundido alcanzado a través de violetas esponjosas. ¡sed benevolentes con mi membrana, por la Vida! Y así conciclio lunas estrelladas en colchón prestado con sábanas prestadas, con una almohada de fibras de carbono antiestrés. Fíjate. Son desvíos invariables por pasillos fluctuosos. Y más gentes con variedad de pantallas y auriculares cuyas pupilas esquivan la vida en pos de la virtualidad. Veo pechos despechados, tatuajes impregnados de dolor, veo pieles agujereadas y me pregunto: 
¿será por ahí que se escapa la esencia -eso que no existe y todos perseguimos cual gamusino en el pinar-?

Dime tú que lo ves cuando cierras los ojos.
(Candado en pestaña no venden en Carrefur, solo almohadas antiestrés).

Dime tú que me miras a través de ti:
¡¿Cómo nos vamos a ver, alma en hormigón?! 
(Es como si en Irak estuvieran deseando de hacerse el amor, los soldados americanos con los otros y sin embargo se pegan tiros y se matan). 
Almas encerradas en tanques, vibraciones de amor encerradas en armas de fuego. 
Dispárame ya, cariño, que no puedo más con tu mirada. 
Dispárame ya o te pongo un candado en las pestañas

2 comentarios:

  1. si? bueno, como experiencia está guay, que de verdad desvela partes del subconsciente que ignoraba, es curioso, te reto: escríbete algo así, sin pensar mucho :P

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