sábado, 21 de abril de 2012

paja mental temporal


El tiempo. En él he hallado la solución para alcanzar mis metas. Hoy he conseguido un artilugio que me brinda la posibilidad de controlar el tiempo. Ha sido en una tienda de chinos, que tienen de todo y sólo me ha costado cinco euros. En seguida me lo he puesto y he notado como sus vibraciones golpeaban en mí, penetrándome, vinculándome a la línea que siempre he saltado, eludido, volado. Noto como agarra mi muñeca con fuerza y me lleva de la mano por las calles. Ahora veo el punto A y el punto B y sobre todo el camino que une ambos. Este artilugio me permite ver la forma entre los puntos a modo de circunferencia. Pero ¿cómo? Una línea recta se transforma en varias circunferencias. Lo llaman minutos, no vueltas, ni circunferencias. He tardado tres minutos y medio en llegar de la tienda del chino a la casa de Raúl. Una línea recta que ha transcurrido en tres circunferencias y media. Asombroso. El tiempo. Ahora tengo el poder de controlarlo. Mira, la trayectoria que debo seguir es la siguiente: llego a Sevilla esta noche, a 10 de Abril. Esto es un día, un día tiene mil cuatrocientas cuarenta circunferencias. Cada circunferencia consta de treinta tics y treinta tacs, que se van alternado uno detrás de otro provocando una sinfonía repetitiva, tal que así: tic-tac, tic-tac. También podría decirse que cada circunferencia comprende treinta tic-tacs, pero en el afán del ser humano por llegar al núcleo existencial de la vida, hay que desmenuzarlo todo. Entonces tenemos un tic y un tac que ha provocado un sistema bipartidista temporal. Hay los que se declaran seguidores del Tic como núcleo oficial del Tiempo y aluden que el Tac es algo secundario y derivado del Tic. Es decir que sin Tic, jamás podría existir el Tac, por lo tanto este último es una coletilla seminucleidal sonora inexistente por sí misma. Por supuesto que los defensores del Tac como único núcleo permanente del tiempo se sienten muy ofendidos ante tal argumento y lo rebaten aludiendo al orden vocálico universal, en el que /a/ es el primer sonido y por tanto si hubiera de existir una coletilla sonora seminucleidal cuya existencia dependiera de otra, esta sería sin duda el Tic. A mí, tres narices me importa. Sigo absorta en el ritmo de la circunferencia, independientemente de su nombre, del instante de revelación de un paso clave para el futuro. El punto B. Mi trayectoria. Son muchas circunferencias. Tiene su lógica, pues un coche avanza a lo largo de la calzada horizontal a base de que el motor haga girar las ruedas, que por supuesto son circunferencias. Ahí está. Todo da vueltas. Incluso el mundo, la tierra gira. La luna es el Tic y el Sol es el Tac. Hacen falta trescientas sesenta y cinco lunas y trescientos sesenta y cinco soles para completar la gran dircunferencia alrededor del Sol. Un año, que casualmente son doce meses, el mismo número de horas sobre las cuales gira la manecilla de las circunferencias, empujando a las otras dos flechas, más pesadas, alrededor de los números dispuestos del uno al doce. Con cada circunferencia se desplaza un sesentavo la manecilla larga y cuándo han transcurrido sesenta circunferencias, es decir, mil ochocientos treinta tics y mil ochocientos treinta tacs ¡boom! Explota tu cabeza. Es broma, entonces lo único que sucede es que ha transcurrido una doceava parte del tiempo que transcurre desde la salida del sol, hasta su puesta. Pero claro, hay variables, dependiendo de si es verano o invierno. No sé, es bastante complicado el tema del tiempo. Veo que existe una relación obvia entre nuestra existencia en la tierra y sus bailes sobre sí misma paseando alrededor del sol. Hay un relación, pero que se pueda medir con exactitud de manera permanente, me parece de locos.

Entonces, ¿para qué me he comprado este artilugio? Estoy tan loca como para pretender controlar el tiempo, pero ¿qué es el tiempo? Una rueda que gira sobre sí misma y así consigue desplazarse a través de una línea. Pero ¿es una línea o una órbita, como la que hace la Tierra alrededor del Sol? Entonces siempre se vuelve a empezar, pero nunca es exactamente lo mismo ¿qué cambia?

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